Les invito a compartir esta triste realidad.
La de los protagonistas "NIÑOS DE LA CALLE EN ESPAÑA" es bien triste, pero todavía lo es más, por ejemplo, la de las señoras aparentemente bien adineradas que por no nacer donde esas niñas han nacido se permiten el lujo de lanzar sobre ellas ese tipo de barbaridades.
-¿Creen ustedes, señoras mías, con cuerpos cubiertos de adineradas "telas" que las protegen del frío, que si alguna de esas niñas hubiera sido hija suya... alguien le habría tenido que decir las barbaridades que ustedes le han dicho?
¿Qué culpa tienen esas niñas de no haber nacido donde ustedes nacieron o donde yo nací?
¿Qué culpa tienen de montar ese espectáculo "barriobajero" si nadie les ofreció vuestros "tacones" para aprender a andar por la pasarela de la vida de otra forma más sutil y elegante que robando o estafando?
Como decía León Gieco en su canción...-¿con qué libro se educaron estas bestias?-
Bestias como estas barriobajeras adineradas -y ser adinerada y barriobajera...¡eso sí tiene delito!-
Bestias como el policía al que poco le importa el significado de lo que ha dicho: "se tendrá que buscar la vida". Es decir: -o entras con él, o lo devolvemos a la calle, esas son las normas-. Claro, y...-¡qué bien me vienen!- ¿verdad señor cuerpo del estado?)
Y qué decir de la periodista o dirección del programa o quién quiera que de ellos se encargue de dar un pequeño titular antes de ver el vídeo...qué decir de estas bestias que, tras sufrir más de cerca que cualquier espectador cada una de las espeluznantes escenas grabadas por ellos mismos, que terminan el p... programa acompañando "bondadosamente" al menor a entrar, finalmente permiten ofrecer como titular de ese capítulo el siguiente texto:
"Fuman hachís y esnifan pegamento. Roban teléfonos móviles de las manos de la gente para venderlos en el mercado negro y se hacen pasar por sordomudos para timar dinero a los que se apiadan de ellos".
Bonito titular para ...¡no haberse querido enterar de la misa la mitad!
Mientras veía el vídeo pensaba que realmente Callejeros aquí estaba sacando a la luz algo productivo para mover el juicio crítico de cuántos envenenan nuestro país contra esta "chiquillería" que crece con una importante falta de interiorización de valores (que en ningún niño viene dada bajo su brazo -recordemos-), olvidando, como siempre, que somos un país de antiguos y ahora nuevos emigrantes. Quizás emigrantes no ladrones, correcto, con papeles para trabajar, también correcto, pero no niños emigrantes en manos de mafias adultas que roban con manos de niños), como lo eran muchos de estos, y con la diferencia de que a nuestros emigrantes los educaron, en su mayoría, para no robar, y en cambio, a muchos de estos los "fabrican" ya para pedir, robar o estafar.
¿Y si a mí me hubieran fabricado con ese objetivo? ¿también habría sido la maestra que ahora soy?
Querido programa (que imagino realizaron con toda su buena intención, pero la misma que transformaron con su titular, una vez más, y tal como hicieron con nuestro barrio de La Chanca (Almería), en auténtica basura periodística): mire usted qué fácil es capturar una imagen que ustedes mismos grabaron y un subtítulo que ustedes mismos colocaron procedente de las palabras de ese niño al que ustedes mismos grabaron durmiendo entre cartones y, mostrar ahora, la misma realidad...con prismáticos diferentes.
Nunca dejaremos de ver este tipo de inmigración infantil con los prismáticos que a cada uno le interese, pero lo que sí tengo claro es que nosotros, los maestros y maestras de hoy, quizás en nuestras aulas tengamos mucho más que hacer con quiénes de estos lleguen a ellas, que lo que podamos esperar de manos de sus familias y/o del resto de personal encargado de tratar estos asuntos de robos y estafas adultas realizadas con manos infantiles, ya que tenemos en nuestro poder la herramienta... quizás no mágica, pero sí más potente de transformación de una sociedad: la pedagogía del sentimiento.
Dejemos por favor, de una vez, de culpar a la infancia de las imperdonables culpas de la adultez.
Aurora Bolívar. Maestra, en el C.E.I.P La Chanca, de 2 niños y 1 niña marroquíes, junto con 13 niños y niñas de etnia gitana, a los que no quisiera ver robando ni estafando a nadie. Tocará luchar para que la tabla de valores que yo trabaje con ellos (no 24 horas al día como están con sus familias o con la calle, pero sí 5h x5días x4semanas x12meses x6años de Primaria) se meta más debajo de su piel que la tabla de valores con la que "casi" los vimos nacer.
Hola a todos:
ResponderEliminarComo maestra de Educación Primaria de un Centro de características bastantes similares a La Chanca y muy cerquita de ella, podría decir muchas cosas en favor de este artículo con el que mi querida compañera y amiga, Aurora Bolívar, denuncia las incontables injusticias en las que la Infancia se ve involucrada sin saber, siquiera, lo que están haciendo, ya que si nadie les enseña a hablar, no hablarán, si nadie les enseña a andar, no andarán y si nadie les enseña a robar... pues no robarán.
Pues, lo dicho, que podría decir muchas cosas pero me quedo con esa última frase que miles, o quizás millones debrerían leer y sobre todo reflexionar:
"Dejemos por favor, de una vez, de culpar a la infancia de las imperdonables culpas de la adultez".
Un beso enorme
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLa gran mayoría de las personas están de acuerdo en lo que está bien o mal, en lo que es bueno o malo, en lo que es justo o injusto.
ResponderEliminarMuchas son capaces de usar su voz y sus palabras para que otros lo oigan. Pero cuando llega el momento de pasar de los dichos a los hechos dan un paso atrás por considerar esas ideas meros sueños, utopías que tal vez otros sean capaces de realizar algún día, o por centrarse en necesidades más personales y cercanas.
Solo unas pocas son capaces de, uniendo palabras y hechos, hacer que las ideas abandonen la esfera de los sueños y se posen en la Tierra, convirtiéndose así en realidades, grandes o pequeñas, pero realidades a fin de cuentas y por tanto ejemplos para los demás. Tú eres una de ellas.
Gracias por hacer que queramos ser mejores.
Por favor, comentarios para que salten lágrimas...no(jajaja). Aún así, os agradezco, con algunas de ellas bailando en mis ojos, vuestros comentarios. GRACIAS. Sin personas como vos, que te apoyan en estas utópicas tareas, no podría seguir creyendo en eso que llaman utopías de mundos más justos, en las que los niños creen mientras otros se empeñan en hacerles dejar de creer.
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